Reseña Inés Garland


La arquitectura del océano, de Inés Garland.

Por Bianca López.

Alfaguara, Buenos Aires, 2014.

 

Inés Garland, escritora argentina nacida en 1960, escribió su primer cuento a los once años. Sin embargo, hasta los cuarenta y seis, se dedicó a distintas cosas que no tenían nada que ver con la escritura. Tenía once años cuando escribió su primer cuento: una historia de amor imposible entre una princesa de papel y un soldado tijera, que la corta en pedacitos hasta que ella se convierte en un bollito. Podemos pensar ¿Qué tiene de importante esta información en nuestra reseña? ¿Qué es relevante en un cuento de una niña de 11 años? Cuando viajó a Italia, se enamoró y no fue correspondida. Volvió a Buenos Aires cargando el fracaso amoroso. Se ve que esto fue muy importante en la vida de esta autora que nos revela en todas sus obras, y sobre todo en “arquitectura del océano”, cierta cercanía a los tópicos de desamor, amor, encuentros, desencuentros, la soledad, siempre permanece el estilo. Estos parecen inquietar a Garland, que se inunda en las profundidades del alma para entender la angustia brutal que produce la falta de amor. La grandeza de las historias de Inés Garland es que son densas desde el sentido que proponen, pero sencillas en su expresión. Siempre estamos ante relatos simples, historias cotidianas que potencian la identificación con el lector. En “la arquitectura del océano” vemos un recurso que la autora utiliza en todos los relatos, en el cual las protagonistas son mujeres, simulando tal vez, un juego autobiográfico. También podemos encontrar en todos estos relatos, la historia de un viaje “fallido”, en el que termina saliendo algo mal, con cierto carácter pesimista. Por ejemplo, en “La cautiva”, en donde la protagonista se encuentra con el indio que la rescata cuando esta se lastima. Desarrollando este mismo cuento, por un lado, vemos reflejado el recurso que utiliza la autora, en el cual se enamora del indio, “y le pareció que el latido del corazón de Raimundo empezaba a sonar como un tambor en el espacio entre ella y Edgardo y se hacía más y más fuerte hasta ocupar toda la cabina, hasta rodearlos y habitar el paisaje, la tierra roja, el cielo sin nubes”. Esto deja a la interpretación del autor, de la ruptura entre ella y su marido. Por otro lado, hay una intertextualidad con el cuento de Borges “la cautiva”. Se sumerge con la temática de las cautivas en la gauchesca, en la historia argentina. Presencia de transculturalidad, aparece el desarraigo, el reacomodamiento. En este contexto suceden terribles hechos en la que las mujeres eran secuestradas por los indios, que mataban a los hombres del lugar y se las llevaban. En “El último muelle” deja un clima, una cierta sensación de lejanía. Nos provoca sensaciones encontradas, del inicio y el final de algo. En cierto punto dejan expuesto el sentido del relato un poco ante del final, siendo este una bajada, baja la tensión. Con respecto al género, los cuentos son realistas. Narra el presente, pero en un presente que recupera el pasado y que anticipa el final. No hay un ambiente fantástico. Están relatados con detalles y muy bien contextualizados, esto hace que el lector se ubique y se imagine en la historia. Los procedimientos más utilizados son: La verosimilitud y la temporalidad. Hay presencia de mucho diálogo y conexión entre los cuentos, narradores y estilos cercanos, la escritura no varía. Al mismo tiempo esto hace que te compenetres en el sentimiento tan íntimo que la autora quiere exponer, sin saber porque, sin quererlo. Nos produce cierto sentimiento de “reflexión” y sensibilidad ante los tópicos expuestos. En el caso de estos cuentos, se focalizan más en la infancia o adolescencia.

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